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lunes, 28 de enero de 2013

Positivismo jurídico


Sistema filosófico basado en la experiencia y en el conocimiento empírico de los fenómenos naturales para poder adentrarnos desde esta perspectiva a lo que se conoce como positivismo jurídico.
Es una corriente espiritual general que implica atenerse solamente a los hechos, defendiendo lo real y sus leyes, es un triunfo de las ciencias naturales y de la física.


El iusnaturalismo

Doctrina que defiende la existencia de derechos naturales inalienables (como el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad) que son anteriores a las normas jurídicas positivas (las establecidas por los seres humanos) y a las que éstas deben someterse, sirviéndoles de fundamento y de modelo.

lunes, 21 de enero de 2013

Ejercicio de comentario de texto


Reduzcamos todo este balance a términos fáciles de comparar. Lo que pierde el hombre por el contrato social es su libertar natural y un derecho ilimitado que a todo cuanto le tienta y que pueda alcanzar; lo que gana es la libertar civil y la propiedad de todo cuanto posee. Para no engañarnos en estas compensaciones, hay que distinguir bien la libertar natural que no tiene mas limite que las fuerzas del individuo, la libertad civil, que esta limitada por la voluntad general, y la posesión que no es mas que el efecto de la fuerza o el derecho del primer ocupante, de la propiedad que no puede fundarse sino sobre un titulo positivo.
Según lo precedente podría añadirse a la adquisición del estado civil, la libertad moral, la única que hace al hombre autenticamente dueño de si; porque el impulso del simple apetito es esclavitud, y la obediencia a la ley que uno se ha prescrito es libertad.

B) El hombre viviendo en la sociedad civil gana libertades y la propiedad de todo cuanto posee. Si, se podria afirmar lo mismo hoy en día
C) Que la libertad civil no tiene ningun tipo de normas, en este caso leyes, las cuales dirijan una sociedad


El contrato social


En filosofía política, ciencia política y sociología, el contrato social es un acuerdo real o hipotético realizado en el interior de un grupo por sus miembros, como por ejemplo el que se adquiere en un Estado en relación a los derechos y deberes del estado y de sus ciudadanos. Se parte de la idea de que todos los miembros del grupo están de acuerdo por voluntad propia con el contrato social, en virtud de lo cual admiten la existencia de una autoridad, de unas normas morales y leyes, a las que se someten. El pacto social es una hipótesis explicativa de la autoridad política y del orden social.

El contrato social, como teoría política, explica, entre otras cosas, el origen y propósito del Estado y de los derechos humanos. La esencia de la teoría (cuya formulación más conocida es la propuesta por Jean-Jacques Rousseau) es la siguiente: para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un contrato social implícito, que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad de la que dispondrían en estado de naturaleza. Siendo así, los derechos y deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social, en tanto que el Estado es la entidad creada para hacer cumplir con el contrato. Del mismo modo, los hombres pueden cambiar los términos del contrato si así lo desean; los derechos y deberes no son inmutables o naturales. Por otro lado, un mayor número de derechos implica mayores deberes; y menos derechos, menos deberes.

J.J. Rousseau

  • Nacimiento: Ginebra, Suiza, 28 de junio de 1712
  • Defuncion: Ermenonville, Francia, 2 de julio de 1778)
  • El contrato social, Emilio, o De la educación

lunes, 14 de enero de 2013

El hombre es bueno por naturaleza


En 1750 Rousseau se presenta en la Academia de Dijón, la cual había creado un concurso de ensayos (muy típicos de esa época) con el tema de: ”¿Han sido las ciencias y las artes beneficiosas para la moral de la humanidad?”. Rousseau ganó el concurso con un ensayo pesimista y que sin duda marcó sus posteriores obras e ideas. Criticó duramente las ciencias y artes por haber sido las culpables del abandono por parte del hombre de su “estado natural”. Esta crítica la planteó desde una hipótesis que chocaba frontalmente con el pensamiento imperante de la época, representado por Hobbes y su famosa frase del “hombre es lobo para el hombre”, y con la cual se justificaba que existiera un gran monstruo controlador, “El Leviatán” (un estado todopoderoso), para poder convivir unos con otros. Este planteamiento fue utilizado para que pareciera necesario el sistema político imperante: el poder absoluto del monarca. Rousseau, a diferencia de Hobbes, no pensaba que el hombre fuera malo por naturaleza, sino todo lo contrario. El hombre es bueno e inocente por naturaleza, lo que le corrompe es la sociedad. El “buen salvaje”, concepto que utilizaba mucho, vivía feliz hasta que aparece el egoísmo, hasta que un buen día aparece el ansia de riqueza, es decir, la propiedad y con ella la sociedad y la injusticia.

El leviatan


Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, comúnmente llamado Leviatán (en inglés Leviathan), es el libro más conocido del filósofo político inglés Thomas Hobbes, publicado en 1651. El título del libro hace referencia al monstruo bíblico Leviatán, que posee un poder descomunal. En este libro, Hobbes establece su doctrina de derecho moderno como la base de las sociedades y de los gobiernos legítimos. Se ha dicho que el trabajo de Hobbes justifica filosóficamente la existencia del autoritarismo estatal y el absolutismo.

Homo homini lupus


Es una alocución latina que traducida significa "el hombre es un lobo para el hombre". Esta cita está referida al comportamiento y la interactuación de los seres humanos entre ellos, al egoísmo natural de nuestra especie. Se puede aplicar a varios ámbitos como por ejemplo el laboral (el ascenso siempre conlleva una guerra abierta entre los aspirantes) y también al social (peleas entre personas por demostrar " dominio u hombría" ) .

Thomas Hobbes


(Westport, Inglaterra, 1588-Hardwick Hall, id., 1679) Filósofo inglés. Hijo de un eclesiástico, quedó a cargo de su tío cuando aquél abandonó a su familia, tras participar en una pelea en la puerta de su iglesia. Estudió en el Magdalen Hall de Oxford, y en 1608 entró al servicio de la familia Cavendish como preceptor de uno de sus hijos, a quien acompañó en sus viajes por Francia e Italia entre 1608 y 1610. A la muerte de su alumno, en 1628, regresó de nuevo a Francia para entrar al servicio de Gervase Clifton.

En dicho país permaneció hasta 1631, cuando los Cavendish lo solicitaron de nuevo, como preceptor de otro de sus hijos. En 1634, acompañando a su nuevo alumno, realizó otro viaje al continente, ocasión que aprovechó para entrevistarse con Galileo y otros pensadores y científicos de la época. En 1637 volvió a Inglaterra, pero el mal ambiente político, que anunciaba ya la guerra civil, lo llevó a abandonar su patria e instalarse en París en 1640.

Poco tiempo antes había hecho circular entre sus amigos un ejemplar manuscrito de sus Elementos de la ley natural y política, de los que, en forma de dos tratados distintos, se editaron dos partes en 1650. En París comenzó a publicar las distintas partes de su sistema, empezando con el De cive en 1642. En 1651 abandonó Francia y regresó a Inglaterra, llevándose consigo el manuscrito del Leviatán, sin duda la más conocida de sus obras, que se editaría en Londres ese mismo año.

En 1655 publicó la primera parte de los Elementos de filosofía y en 1658, la segunda. Estas dos obras completaban la trilogía iniciada con De cive. Tras la restauración de 1660 gozó del favor real, pero las acusaciones de ateísmo que le lanzaron los estamentos eclesiásticos lo llevaron a retirarse de la vida pública. Durante los últimos años de su vida hizo una traducción en verso de la Ilíada y la Odisea, y escribió una autobiografía en versos latinos.


Los contactos que Hobbes tuvo con científicos de su época, que fueron decisivos para la formación de sus ideas filosóficas, le llevaron a fundir su preocupación por los problemas políticos y sociales con su interés por la geometría y el pensamiento de los filósofos mecanicistas. Su pensamiento político pretende ser una aplicación de las leyes del mecanicismo a los campos de la moral y la política. Las leyes que rigen el comportamiento humano son, según Hobbes, las mismas que rigen el universo, y son de origen divino.

De acuerdo con ellas, el hombre en estado natural es antisocial por naturaleza y sólo se mueve por el deseo y el temor. Su primera ley natural, que es la autoconservación, lo induce a imponerse sobre los demás, de donde se deriva una situación de permanente conflicto: «la guerra de todos contra todos», en la que «el hombre es un lobo para el hombre».

Para poder construir una sociedad es necesario, pues, que cada individuo renuncie a una parte de sus deseos y llegue a un acuerdo mutuo de no aniquilación con los demás. Se trata de establecer un «contrato social», de transferir los derechos que el hombre posee naturalmente sobre todas las cosas en favor de un soberano dotado de derechos ilimitados. Este monarca absoluto, cuya soberanía no reside en el derecho divino sino en los derechos transferidos, sería el único capaz de hacer respetar el contrato social y garantizar, así, el orden y la paz, ejerciendo el monopolio de la violencia, que desaparecería de este modo de la relación entre individuos.